Como a ti mismo
(Mt 7,6.12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es
Dos mensajes básicos, a nuestro juicio, en el texto de hoy.
Lo primero, recordarnos, al igual que ayer, un principio básico de sentido común, propio de la ley natural que posteriormente todos los maestros de
Nos viene a decir, en definitiva, que el amor a los demás es algo más que un sentimiento, no basta no desearle mal. Aquí nos habla de hacer, no cualquier cosa sino aquello que nos gusta que nos hagan a nosotros: que nos busquen, que nos escuchen, que nos entiendan, que nos echen en falta, que nos tengan en cuenta, que nos quieran, que comprendan nuestros problemas, que nos ayuden a resolverlos. Todo eso y más cosas puesto en clave de acción sería nuestra tarea: buscar al otro, escucharle, entenderle, que se dé cuenta que le necesitamos, hacerle saber que nos importa su opinión y sentimiento, que sepa que puede contar con nosotros, y que además lo hacemos porque es importante para nosotros y le queremos.
Lo segundo, que todo lo bueno cuesta, que el premio lleva un esfuerzo, que para conseguir lo que vale hay que esforzarse. Entren por la puerta estrecha, el camino a
María Consuelo Mas y Armando Quintana
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26 06 07
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