Tengo a Dios en medio de mi corazón... ¡Todo está arreglado; adiós
tristeza, adiós soledad, adiós lágrimas!
Te invito a abrir el Evangelio y a descubrir eso que Cristo quiere ser
para tí....
El quiere ser amigo, un amigo sincero de sus vidas (Jn.15,14)
"¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos
explicaba las Escrituras?" Así hablaban Cleofás y su amigo de su
encuentro con Jesús. Así hablan los que experimentan su amistad. Su
corazón arde.
Nosotros buscamos estima. Nadie nos estima como Él.
Buscamos aplausos. Nadie nos aplaude como Él.
Buscamos afecto. Nadie nos ama ni nos amará como Él.
Pero es un amor que nos eleva, nos hace sufrir, según el dicho: "Quien
bien te quiere te hará llorar". Porque no exigir de la persona amada que
sea lo mejor, sería indifrencia, lo contrario del amor. Como el amor de
Cristo a nosotros es muy sincero no puede permitir que seamos mediocres.
Tu amor no me permite ser un mediocre.
Él quiere ser tu compañero, un compañero de camino, como quiso serlo,
para llenarles de optimismo, de aquellos discípulos atormentados y
desanimados de Emaús (Lc. 24,13-35)
No es lo mismo trabajar por Él que trabajar con Él. Tenemos que hacer el
apostolado juntos: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo..."
Nos da, además, la compañía de su Madre: "¿No estoy yo aquí que soy tu
Madre?"; palabras dichas por la Virgen a Juan Diego.
A veces nos empeñamos en caminar solos por la vida, como huérfanos
tristes...
Él quiere ser vida, tu vida, como lo fue para aquel joven muerto de Naín
o para aquel corazón también muerto por la ambición de Zaqueo (Lc. 19, 1-10)
Vida es entusiasmo, felicidad, ideal, triunfo, satisfacción, juventud
perenne. Jesucristo dice tener todo esto y quiere comunicarlo. "Si
conocieras...pedirías, y Él te daría agua viva", le dijo a la Samaritana.
Cuantos jóvenes envejecidos prematuramente por el vicio, con el alma
lacerada por el hastío, por el desengaño, la frustracción o el
aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir?
No tienen respueta. De aquí al suicidio no hay sino un paso lógico, que
muchos, por desgracia, dan. Y todo porque no conocen ni tienen a Cristo.
Él quiere ser camino, tu camino, para ti que tanteas en las tinieblas
anhelando una salida a tus ansias de felicidad (Jn.14,5)
Todos queremos ser alguien, realizarnos, valer para algo, realizar
grandes cosas, ser líderes.
¿Cómo lograrlo? La Santísima Virgen nos da la solución en las bodas de
Caná: "Haced lo que Él os diga". La solución consistió en que en que en
una boda en la que faltaba el vino se sirvió el mejor vino del mundo.
Él quiere ser verdad, tu verdad por la que luches y vivas.
La verdad de la vida y de las cosas, el sentido y razón y felicidad de
tu vida.
Mi vida tiene una verdad; voy rumbo al puerto, mi vida tiene esperanza,
tiene frutos realizaciones, tiene plenitud con Cristo.
Él quiere ser resurrección, tu resurrección, es decir, tu esperanza, tu
anhelo de una vida sin fin.
Resurrección de todas las ilusiones muertas o moribundas, también de las
ilusiones humanas, intelectuales. Resurrección de las grandes ideales y
metas de la vida.
Él quiere ser alegría, la fuente de tu felicidad.
La tristeza no es cristiana. La amargura y el desaliento tienen otro
dueño. Mi tristeza y amargura son la cadena que me tiene amarrado al
demonio.
A Cristo le gusta abrir jaulas, quitar cadenas, abrir puertas de
cárceles, tender puentes en el abismo.. "He encontrado a Cristo y por
tanto la alegría de vivir..."¡ A qué poco sabe el mosto, la cerveza...
al lado de Cristo!
Él quiere ser amor, ese amor que inunde de plenitud tu existencia.
El deseo más fuerte del hombre es amar y ser amado. En el cielo este
anhelo se transforma en éxtasis. Por la calle y por la vida pasan amores
que nos acalambran por un rato...amores que engañan, que prometen
felicidad total, y nos dejan con unos pétalos marchitos en las manos.
Cristo es el Amor eterno, que te ama desde siempre y para siempre y te
hace plenamente feliz, si tú quieres.
Él quiere ser roca, la roca en donde tu debilidad encuentre fortaleza y
optimismo. (Mc, 4, 35-41)
Rompeolas, roca de cimiento, muralla que defiende. Esto significa sentir
seguridad, valor, certeza, fuerza, ímpetu juvenil, audacia, pasión por
la misión y por la vida.
Él quiere ser paz, paz para tu corazán a veces atribulado y a veces
probado por el dolor y el sufrimiento.
Quiere que luches, pero con paz interior. "Aquí me sorprende el recuerdo
de la realidad más radiante que vivimos los cristianos. Tengo a Dios en
medio de mi corazón...¡ Todo está arreglado; adiós tristeza, adiós
soledad, adiós lágrimas! ¡Lo tengo todo! El está conmigo, Él me
consuela, Él me sanará..."
"La vida del alma, minuto a minuto es siempre bella , preciosa y
emocionante, cualquiera que sea la condición del cuerpo. Ningún precio
es suficiente para pagar la intimidad con Cristo".
Él quiere ser "pan", pan que fortalezca tu espíritu en tus luchas y
desgastes.
Pan espiritual que me da la vida eterna. "El que come mi carne y bebe mi
sangre, tiene la vida eterna..."
Pan de la ilusión y el entusiasmo por los grandes ideales.
Pan de la victoria y de los resultados.
Pan de la perseverancia.
Pan para repartir a los hambrientos.
Él quiere ser perdón, para consolarte en tus caídas y debilidades.
Un perdón eterno, de todo y de siempre. Mucho me tiene que querer el que
me ha perdonado tanto. "El que siempre nos soporta y nos perdona,
olvidando nuestras pequeñas o tremendas ofensas a su amor".
"Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen". Si algo le salió del
corazón fue esta petición a su Padre. El Padre le respondió: Hijo mío,
porque Tú me lo pides, y me lo pides así, los perdono".
tristeza, adiós soledad, adiós lágrimas!
Te invito a abrir el Evangelio y a descubrir eso que Cristo quiere ser
para tí....
El quiere ser amigo, un amigo sincero de sus vidas (Jn.15,14)
"¿No ardía nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos
explicaba las Escrituras?" Así hablaban Cleofás y su amigo de su
encuentro con Jesús. Así hablan los que experimentan su amistad. Su
corazón arde.
Nosotros buscamos estima. Nadie nos estima como Él.
Buscamos aplausos. Nadie nos aplaude como Él.
Buscamos afecto. Nadie nos ama ni nos amará como Él.
Pero es un amor que nos eleva, nos hace sufrir, según el dicho: "Quien
bien te quiere te hará llorar". Porque no exigir de la persona amada que
sea lo mejor, sería indifrencia, lo contrario del amor. Como el amor de
Cristo a nosotros es muy sincero no puede permitir que seamos mediocres.
Tu amor no me permite ser un mediocre.
Él quiere ser tu compañero, un compañero de camino, como quiso serlo,
para llenarles de optimismo, de aquellos discípulos atormentados y
desanimados de Emaús (Lc. 24,13-35)
No es lo mismo trabajar por Él que trabajar con Él. Tenemos que hacer el
apostolado juntos: "Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo..."
Nos da, además, la compañía de su Madre: "¿No estoy yo aquí que soy tu
Madre?"; palabras dichas por la Virgen a Juan Diego.
A veces nos empeñamos en caminar solos por la vida, como huérfanos
tristes...
Él quiere ser vida, tu vida, como lo fue para aquel joven muerto de Naín
o para aquel corazón también muerto por la ambición de Zaqueo (Lc. 19, 1-10)
Vida es entusiasmo, felicidad, ideal, triunfo, satisfacción, juventud
perenne. Jesucristo dice tener todo esto y quiere comunicarlo. "Si
conocieras...pedirías, y Él te daría agua viva", le dijo a la Samaritana.
Cuantos jóvenes envejecidos prematuramente por el vicio, con el alma
lacerada por el hastío, por el desengaño, la frustracción o el
aburrimiento; su vida ha perdido la brújula, ¿para qué y por qué vivir?
No tienen respueta. De aquí al suicidio no hay sino un paso lógico, que
muchos, por desgracia, dan. Y todo porque no conocen ni tienen a Cristo.
Él quiere ser camino, tu camino, para ti que tanteas en las tinieblas
anhelando una salida a tus ansias de felicidad (Jn.14,5)
Todos queremos ser alguien, realizarnos, valer para algo, realizar
grandes cosas, ser líderes.
¿Cómo lograrlo? La Santísima Virgen nos da la solución en las bodas de
Caná: "Haced lo que Él os diga". La solución consistió en que en que en
una boda en la que faltaba el vino se sirvió el mejor vino del mundo.
Él quiere ser verdad, tu verdad por la que luches y vivas.
La verdad de la vida y de las cosas, el sentido y razón y felicidad de
tu vida.
Mi vida tiene una verdad; voy rumbo al puerto, mi vida tiene esperanza,
tiene frutos realizaciones, tiene plenitud con Cristo.
Él quiere ser resurrección, tu resurrección, es decir, tu esperanza, tu
anhelo de una vida sin fin.
Resurrección de todas las ilusiones muertas o moribundas, también de las
ilusiones humanas, intelectuales. Resurrección de las grandes ideales y
metas de la vida.
Él quiere ser alegría, la fuente de tu felicidad.
La tristeza no es cristiana. La amargura y el desaliento tienen otro
dueño. Mi tristeza y amargura son la cadena que me tiene amarrado al
demonio.
A Cristo le gusta abrir jaulas, quitar cadenas, abrir puertas de
cárceles, tender puentes en el abismo.. "He encontrado a Cristo y por
tanto la alegría de vivir..."¡ A qué poco sabe el mosto, la cerveza...
al lado de Cristo!
Él quiere ser amor, ese amor que inunde de plenitud tu existencia.
El deseo más fuerte del hombre es amar y ser amado. En el cielo este
anhelo se transforma en éxtasis. Por la calle y por la vida pasan amores
que nos acalambran por un rato...amores que engañan, que prometen
felicidad total, y nos dejan con unos pétalos marchitos en las manos.
Cristo es el Amor eterno, que te ama desde siempre y para siempre y te
hace plenamente feliz, si tú quieres.
Él quiere ser roca, la roca en donde tu debilidad encuentre fortaleza y
optimismo. (Mc, 4, 35-41)
Rompeolas, roca de cimiento, muralla que defiende. Esto significa sentir
seguridad, valor, certeza, fuerza, ímpetu juvenil, audacia, pasión por
la misión y por la vida.
Él quiere ser paz, paz para tu corazán a veces atribulado y a veces
probado por el dolor y el sufrimiento.
Quiere que luches, pero con paz interior. "Aquí me sorprende el recuerdo
de la realidad más radiante que vivimos los cristianos. Tengo a Dios en
medio de mi corazón...¡ Todo está arreglado; adiós tristeza, adiós
soledad, adiós lágrimas! ¡Lo tengo todo! El está conmigo, Él me
consuela, Él me sanará..."
"La vida del alma, minuto a minuto es siempre bella , preciosa y
emocionante, cualquiera que sea la condición del cuerpo. Ningún precio
es suficiente para pagar la intimidad con Cristo".
Él quiere ser "pan", pan que fortalezca tu espíritu en tus luchas y
desgastes.
Pan espiritual que me da la vida eterna. "El que come mi carne y bebe mi
sangre, tiene la vida eterna..."
Pan de la ilusión y el entusiasmo por los grandes ideales.
Pan de la victoria y de los resultados.
Pan de la perseverancia.
Pan para repartir a los hambrientos.
Él quiere ser perdón, para consolarte en tus caídas y debilidades.
Un perdón eterno, de todo y de siempre. Mucho me tiene que querer el que
me ha perdonado tanto. "El que siempre nos soporta y nos perdona,
olvidando nuestras pequeñas o tremendas ofensas a su amor".
"Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen". Si algo le salió del
corazón fue esta petición a su Padre. El Padre le respondió: Hijo mío,
porque Tú me lo pides, y me lo pides así, los perdono".
Tomado de la lista "motivaciones"
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