Efesios 2:10 Las obras
De acuerdo con Efesios 2:10, los
creyentes son creados en Cristo Jesús para buenas obras que Dios ha preparado
de antemano para que anduviéramos en ellas. Esto significa que la renovación
que experimentan las personas en Cristo no es solo una transformación interior,
sino que también tiene un propósito práctico: hacer el bien y cumplir con la
voluntad de Dios.
El compromiso con las obras
ideadas por Dios para Su pueblo es una manifestación natural de la fe en
Jesucristo. Si hemos sido transformados por Él, nuestras acciones y
comportamiento deben reflejar esta transformación. Esto no significa que
podamos ganar la salvación a través de nuestras obras, sino que nuestras obras
son una evidencia de la fe verdadera que hemos depositado en Jesucristo.
Es importante destacar que las
obras a las que se refiere Efesios 2:10 no son simplemente buenas acciones
aisladas, sino que se trata de un estilo de vida en el que cada aspecto de
nuestra existencia está influenciado por la obra redentora de Cristo. Esto
incluye nuestras relaciones con los demás, nuestro trabajo, nuestras decisiones
y todas las áreas de nuestra vida.
Por lo tanto, la renovación que
experimentamos en Cristo nos lleva a vivir comprometidos con la obra que Dios
ha preparado para nosotros y a buscar continuamente cumplir con Su voluntad en
todo lo que hacemos.
De acuerdo con la enseñanza del
apóstol Pablo, las obras no son para salvarnos, sino que son el resultado
natural de la salvación que hemos recibido en Cristo. Las buenas obras no son
la causa de nuestra salvación, sino la consecuencia de haber sido salvados por
la gracia de Dios mediante la fe en Jesucristo.
Cuando una persona se convierte
en una nueva criatura en Cristo, su mentalidad cambia radicalmente. Ya no busca
agradar a sí misma ni busca satisfacer sus propios intereses egoístas, sino que
busca agradar a Dios y hacer Su voluntad. La renovación interior que
experimenta en Cristo lleva a un cambio en la forma en que piensa y actúa, lo
que a su vez se refleja en las obras que realiza.
Este cambio de mentalidad y el
compromiso con las obras que Dios ha preparado para nosotros es una
manifestación de la fe verdadera en Jesucristo. La fe sin obras es una fe
muerta, como dice Santiago 2:26. Es decir, si no hay evidencia de buenas obras
en nuestra vida, es probable que nuestra fe no sea verdadera. La verdadera fe
en Jesucristo se demuestra por el compromiso con las obras que Él nos ha
llamado a hacer.
En resumen, las obras no son la
causa de nuestra salvación, sino la consecuencia natural de haber sido salvados
en Cristo. El compromiso con las obras es una manifestación de la fe verdadera
en Jesucristo y es una prueba tangible de nuestra transformación interior.
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