Tema: La seguridad del amor inquebrantable de Dios
Enumeración de diversas situaciones o poderes que no pueden
separarnos:
1. La muerte: La muerte es una realidad inevitable en la
vida, pero incluso en ese momento crucial, el amor de Dios permanece inmutable.
Ni siquiera la muerte puede romper el vínculo entre Dios y su pueblo.
2. La vida: La vida también forma parte de esta enumeración.
Tanto en momentos de gozo y prosperidad como en tiempos de dificultad y
sufrimiento, el amor de Dios continúa presente y no puede ser separado de
nosotros.
3. Los ángeles: Los ángeles son seres celestiales creados
por Dios, y aunque son poderosos y cumplen diversos propósitos en el plan
divino, no tienen el poder de separarnos del amor de Dios. Ningún ángel puede
interponerse entre nosotros y el amor eterno de nuestro Creador.
4. Los principados: Los principados se refieren a las
autoridades o poderes espirituales en el mundo, incluyendo tanto a los que
están bajo el gobierno de Dios como a aquellos que se oponen a Él. Ninguna
fuerza espiritual, ya sea benigna o maligna, puede romper el vínculo que
tenemos con Dios.
5. Las cosas presentes: Esta expresión se refiere a las
circunstancias actuales y presentes en nuestra vida. Sean buenas o malas,
ninguna situación presente tiene el poder de separarnos del amor de Dios. Su amor
es constante e inmutable en medio de cualquier circunstancia.
6. Las cosas por venir: Aquí se incluyen todas las posibles
situaciones futuras que podamos enfrentar. El amor de Dios nos acompaña en el
presente y nos garantiza que, independientemente de lo que el futuro nos
depare, su amor seguirá siendo inalterable.
7. Los poderes: Esta referencia a los poderes se refiere a
cualquier tipo de autoridad o dominio terrenal, ya sean políticos, sociales o
económicos. Ningún poder terrenal puede separarnos del amor de Dios, ya que su
amor está por encima de cualquier autoridad humana.
8. La altura: Este término puede referirse a las alturas
celestiales o a cualquier cosa que esté por encima de nosotros. Indica que
incluso en las dimensiones espirituales más elevadas, el amor de Dios nos rodea
y no puede ser separado de nosotros.
9. La profundidad: La profundidad hace referencia a lo más
profundo, sea físico o espiritual. No importa cuán profundo sea nuestro
sufrimiento, cuán lejos nos encontremos o cuán abatidos nos sintamos, el amor
de Dios nos alcanza y nos sostiene en todo momento.
10. Cualquier otra criatura: Esta expresión abarca a todas
las criaturas creadas por Dios, incluyendo a todas las formas de vida
existentes. Ninguna criatura, por más poderosa o influyente que sea, tiene la
capacidad de separarnos del amor de Dios. Su amor es más grande que todas las
cosas creadas.
En resumen, esta enumeración detallada destaca la certeza y
la seguridad del amor de Dios hacia nosotros. Nada en la vida, ya sea presente
o futuro, ninguna fuerza espiritual o terrenal, ni siquiera la muerte misma,
puede separarnos de su amor eterno y salvador.
II. Somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó
(versículo 39)
A.
Nuestra posición como vencedores
Romanos 8:37: "Antes, en todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó."
Este versículo nos asegura que, como creyentes en Cristo,
tenemos una posición de victoria en todas las circunstancias de la vida. No
somos simplemente vencedores, sino que somos "más que vencedores".
Esta declaración enfatiza que nuestra victoria es completa y abrumadora, y se
debe a la obra de aquel que nos amó, es decir, Jesús.
1 Juan 5:4: "Porque todo lo que es nacido de Dios vence
al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe."
Aquí se nos enseña que aquellos que han nacido de nuevo, que
son hijos de Dios, tienen el poder de vencer al mundo. Nuestra posición como vencedores
se basa en nuestra fe en Dios. A través de la fe, podemos superar los
obstáculos y las pruebas que enfrentamos en el mundo.
B.
La base de nuestra victoria: el amor de Dios
hacia nosotros
Romanos 8:39: "ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús
Señor nuestro."
Este versículo resalta que el amor de Dios es la base
inquebrantable de nuestra victoria. Nada en toda la creación, ya sea lo alto o
lo profundo, puede separarnos de ese amor. Es el amor de Dios en Cristo Jesús
lo que nos da la confianza y la seguridad de nuestra victoria en todas las
circunstancias.
Efesios 3:17-19: "para que habite Cristo por la fe en
vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que
excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de
Dios."
Aquí se nos muestra que ser arraigados y cimentados en el
amor de Dios nos capacita para comprender la magnitud y el alcance de ese amor.
El amor de Cristo excede todo conocimiento humano y nos llena con la plenitud
de Dios. Es este amor abrumador lo que nos da la fuerza y la confianza para
vivir como vencedores.
C.
Destacando que somos vencedores "por medio
de Aquel que nos amó"
Romanos 8:37: "Antes, en todas estas cosas somos más
que vencedores por medio de aquel que nos amó."
Aquí se enfatiza que nuestra victoria no se basa en nuestras
propias fuerzas o habilidades, sino en Aquel que nos amó, es decir, Jesús.
Somos más que vencedores no por nuestros propios méritos, sino por medio de la
obra redentora de Cristo en la cruz. Es su amor inmenso y su poder
transformador lo que nos capacita para triunfar sobre todas las adversidades.
1 Corintios 15:57: "Mas gracias sean dadas a Dios, que
nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo."
Este versículo nos muestra que la victoria nos es dada por
Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. No es algo que ganamos por nuestros
propios esfuerzos, sino un regalo divino. Jesús, mediante su muerte y
resurrección, ha asegurado nuestra victoria sobre el pecado, la muerte y todas
las fuerzas que se oponen a nosotros.
En resumen, nuestra posición como vencedores se fundamenta
en la obra de Jesús y su amor inquebrantable hacia nosotros. Somos más que
vencedores en todas las cosas porque confiamos en el amor de Dios que nos
sostiene y nos capacita para superar cualquier obstáculo.
Conclusión:
La seguridad y certeza del amor de Dios hacia nosotros es
inquebrantable. Nada en el presente, ni en el futuro, ni ningún poder es capaz
de separarnos de ese amor. Como creyentes, podemos tener la confianza de que
somos más que vencedores gracias a Aquel que nos amó y nos sostiene en su amor
incondicional.
Comentarios