Meditación: Llamados a Guardar la Santidad
27/01/2025
¿Sabías que en tiempos antiguos algunas personas ofrecían a sus propios hijos en sacrificio al dios Moloc?
Texto bíblico:
"Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová."
– Levítico 18:21
Este pasaje, aunque pertenece a una época lejana, resuena con fuerza en nuestros tiempos. El mandato es claro: no entregar a los hijos al fuego de Moloc, un ídolo cruel que simbolizaba una cultura de muerte, indiferencia y egoísmo. Detrás de esta prohibición hay un llamado profundo: no contaminar el nombre de Dios ni nuestra alma, ni permitir que el fuego del pecado consuma a los inocentes que Dios ha puesto bajo nuestro cuidado.
Hoy no adoramos a Moloc con altares encendidos, pero muchas veces toleramos prácticas o ideas que, en esencia, siguen sacrificando la inocencia. Cuando permitimos que nuestros hijos, nuestros jóvenes, o incluso nuestra propia vida, se llenen de violencia, inmoralidad, mentiras o indiferencia, estamos cediendo terreno al mismo espíritu de destrucción.
El alma se contamina cuando se justifica el mal, cuando se cede a lo mundano y se olvida que fuimos llamados a vivir en santidad. Y no solo nos dañamos a nosotros mismos: también fallamos a quienes dependen de nuestro ejemplo, guía y protección.
Dios no solo prohíbe el acto físico de entregar al hijo al fuego, sino que nos recuerda que Su nombre está ligado a nuestra conducta. No debemos manchar Su carácter con nuestras decisiones. Él es santo, y espera que vivamos con esa misma reverencia, especialmente en nuestra responsabilidad con los más vulnerables.
La verdadera adoración a Dios se refleja en cómo cuidamos lo que Él valora: la vida, la inocencia, la verdad, la justicia y la pureza. Nuestro deber es proteger, guiar y consagrar todo lo que somos al Dios que nos ha llamado en su amor y misericordia.
Reflexión final:
¿Estoy cuidando mi vida y la de quienes están bajo mi responsabilidad?
¿Hay algo en mí que esté contaminando el nombre de Dios?
¿Estoy dispuesto a rechazar toda práctica que denigre mi alma y a caminar en la santidad que Él espera?
“…no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.” (Levítico 18:21)
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