Y ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! (Salmo 133:1) Lo más precioso de la palabra de Dios es vivir lo que nos enseña, cuando llevamos a la práctica sus instrucciones, corroboramos cuan bello es compartir con nuestros hermanos. El día de ayer (sábado 12 de abril) disfrutamos de un día hermoso. Un obsequio de Dios; la compañía de los hermanos, la naturaleza, las frutas, la comida, la hospitalidad, etc. Ese día en la mañana cantamos varios coritos y después de una oración meditamos en la gracia de Dios que nos permitía tener tal comunión en el lugar; luego nos dispusimos a recolectar mangos, marañones, limones, castañas... mientras nos preparaban unos deliciosos chicharrones. Las conversaciones estuvieron muy amenas, recuerdos de la niñez, recuerdos de los abuelos, recuerdos de otros viajes y de otros lugares, luego e café con un delicioso queque. Y llego la hora del regreso, veníamos cargados de frutas, pero creo que la mejor provisión l
"Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?." (Eclesiastes 2:22)