“Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados.” (Isa 25:6) La cena de hoy fue una delicia; Se veía apetitoso, el olor invitaba a probarlo y el sabor era exquisito. Si me dieran a escoger volvería a pedir lo mismo. ¿No te ha pasado que algo se ve bien pero lo pruebas y no sabe bien? O ¿algo que huele bien pero su sabor no es muy agradable? No faltan las experiencias en las que a pesar de que la apariencia o el olor no sean apetitosos el sabor si lo es. Pero cuando nos encontramos con algo que se ve delicioso, huele riquísimo y sabe exquisito ¡no lo podemos dejar! Creo que en nuestra vida espiritual hay cosas parecidas Pablo dijo. “¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”(Gálatas 3:3) Es algo así como que habiendo comido un excelente plato que se veía bien olía bien y sabia bien nos vamos ahora a comer algo que no se
"Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?." (Eclesiastes 2:22)