En Prefiguración de Cristo (Levítico 16;3) 10/02/2024 En el Antiguo Testamento, los sacrificios de expiación y holocausto desempeñaron un papel crucial en la relación entre Dios y su pueblo. Estos rituales eran más que simples actos de obediencia religiosa; eran una prefiguración de la obra redentora que Cristo llevaría a cabo en el Nuevo Testamento. Los sacrificios de expiación, como el becerro ofrecido por el sumo sacerdote en Levítico 16:3, representaban la necesidad de purificación y perdón del pecado. Eran una muestra tangible de la gracia y la misericordia de Dios hacia su pueblo, permitiéndoles acercarse a él a pesar de sus faltas. Sin embargo, estos sacrificios eran temporales y simbólicos, apuntando hacia el sacrificio definitivo que vendría más tarde. Por otro lado, los holocaustos, como el carnero ofrecido en el mismo versículo, simbolizaban la devoción total y la entrega a Dios. Representaban la necesidad de una vida entregada por completo a Dios en gratitud por su bon
"Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol?." (Eclesiastes 2:22)