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Hoy llamó una hermana para que fuera a hacer una oración por su padre enfermo. Este tipo de llamados es de esperarse de los hermano y uno asiste a este pedido pues muestra la dependencia que se tiene de Dios; Pero hoy fue excepcional, la persona enferma está en fase terminal. Los médicos dijeron que ya no se puede hacer nada. Y es que la edad avanzada empeoran las cosas. Pues ahí estaba, ante un ser que se desvanece lentamente acompañado por su hija que pide, que ruega a Dios que se lleve a sus papá porque ella no le quiere ver sufrir más. En momentos difíciles, en momento dolorosos; la elocuencia no vale de nada, las palabras de ánimo se vuelven vanas, casi hipócritas. Decir los siento, casi siempre es aceptado por los que están pasando una pena pero en sus adentros están pensando “no, en realidad no lo sientes como yo lo estoy sintiendo”. Así pues solo pude abrazarle llorar con ella y rogar a Dios por misericordia, por consuelo...