Lectura #1 para el 25 de junio del 2020
14- Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended:
15- Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre.
16- Si alguno tiene oídos para oír, oiga.
17- Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola.
18- El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar,
19- porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.
20- Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre.
21- Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
22- los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
23- Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
24- Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse.
25- Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies.
26- La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.
27- Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, porque no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos.
28- Respondió ella y le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.
29- Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha salido de tu hija.
30- Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama.
31- Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis.
32- Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.
33- Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua;
34- y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.
35- Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.
36- Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban.
37- Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.
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